El "Diario de una pandemia" de Bifo Berardi

 En la entrada del 15 de marzo, el filósofo "Bifo" Berardi nos comparte sus preocupaciones acerca de la pandemia y las consecuencias que nos va a dejar.

Desde hace algunos años, las relaciones humanas se pasaron cada vez más, como dice Bifo, de lo offline a lo online. Las relaciones cara a cara son desplazadas por las conectividades, las personas interactúan sin que sus cuerpos se encuentren. Con la llegada del COVID-19, en donde el foco de contagios es, justamente, lo presencial, el traspaso a lo online se está dando de manera más acelerada.

Bifo se cuestiona: "¿Qué sucederá después? ¿Y si la sobrecarga de conexión termina por romper el hechizo? ¿No tenderemos quizás a identificar psicológicamente la vida online con la enfermedad? ¿No estallará tal vez un movimiento espontáneo de acariciamiento que induzca a una parte consistente de la población joven a apagar las pantallas conectivas transformadas en recuerdo de un período desgraciado y solitario?"

Es muy posible que tengamos una desconexión que rompa el hechizo de lo virtual, entendiendo que, después de tantos meses de falta de contacto físico y de vernos las caras por zoom, cuando termine la pandemia no vamos a querer volver a ello. Al menos por unos meses. Sin embargo, creo que con lo rápido que avanza la tecnología, es difícil pensar un mundo en donde la conectividad no sea la norma.

Como menciona el autor, quizás el movimiento que impulse a la población a apagar las pantallas sea espontáneo, de unos meses, o incluso días. Es muy probable que, cuando podamos vernos, abrazarnos, comer en familia y escuchar una clase en la facultad compartiendo unos mates, lo hagamos y nos olvidemos de que existen las pantallas. Sin embargo, el efecto será corto, si no espontáneo. Luego volveremos, sin más, a la vida del Internet, de las videollamadas, de estar juntos en la distancia, y distanciados aún si estamos al lado.

Personalmente, considero que es muy difícil, incluso imposible, dar respuesta a las preguntas que se plantea el filósofo al comienzo de la pandemia. No podemos saber a ciencia cierta si se romperá o no el hechizo de lo virtual. Lo que podemos saber es que la tecnología vino para quedarse, el zoom vino para instalarse en nuestras computadoras y, si bien volveremos a abrazarnos y a tomar mates en la facultad, algo cambió en nuestra manera de relacionarnos, algo que no se debe únicamente a la pandemia, sino que viene sucediendo hace décadas, y dudo que la situación actual cambie eso.

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