Diario de escritura: sueños

Siempre admiré mi capacidad de soñar, en todos sentidos. Sueño despierta, me planteo metas y me veo de acá a diez años. Y sueño dormida, mucho y raro. Durante muchos años tuve un sueño muy repetitivo que quiero compartir.

Era chica y estaba en el balcón de mi casa con mi mamá y, algunas veces, también con mi hermana. Al lado de mi casa hay una casa con un techo plateado. Mi mamá desde aquel techo me pedía... no, me rogaba que me tiré para poder darme una vacuna. El sueño consistía en eso, yo muy asustada porque no quería tirarme y mi familia insistiendo para hacerlo. Hace mucho no tengo ese sueño pero aún recuerdo lo mal que me despertaba y lo triste que me ponía, aunque supiera que fue sólo un sueño. Este recurrente sueño hizo que despierte en mí un interés particular en estos procesos psicológicos y en el por qué de ellos. ¿Por qué soñamos? ¿Por qué repetimos algunos sueños? ¿Qué significan? ¿Por qué al despertar los olvidamos?

Otro sueño que tuve hace unas semanas y que anoté en un cuaderno para no olvidar fue relacionado al mar. Haciendo honor a mi nombre (Marina, que significa "mujer que ama el mar"), el mar siempre fue el lugar que más amo en la Tierra y de los únicos en que me siento realmente cómoda. El agua siempre fue mi cable a tierra, mi lugar para desconectar de todo cuando me siento muy abrumada y para solucionar problemas cuando lo necesito. En mi sueño estaba en Mar del Plata, lugar en el que vacaciono desde que tengo memoria y con un grupo de amigos que, en la realidad, no conozco. Éramos salvavidas y habíamos rescatado a una pareja a la que se la había llevado la corriente. El sueño fue eso: muy real y simple. Pero me desperté contenta, no se si por el hecho de soñar con el mar, o por la felicidad que me generó salvar a alguien, pero me levanté y lo primero que hice fue anotarlo para no olvidarlo. 

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