"Los arqueros" - Arthur Machen

 El relato "Los arqueros" de Arthur Machen fue escrito a principios de la Primera Guerra Mundial. El autor construye la verosimilitud al rededor del mito de los Ángeles de Mons, mito que sigue vigente aún por las calles de Inglaterra. Los lectores de la época encontraron en el texto un poco de esperanza y motivación para lo que se avecinaba. Construye su relato dándole vida a sus personajes, haciéndolos más cercanos a la sociedad inglesa. Por ejemplo, el siguiente párrafo: 

"Mundo sin fin. Amen," dijo uno de los soldados con cierta irrelevancia, mientras apuntaba y disparaba. Y luego recordó, sin saber por qué, un extraño restaurant vegetariano en Londres, donde había ido una o dos veces a comer una excéntrica comida hecha de lentejas y nueces que pretendía pasar por un bistec. Todos los platos de ese restaurant tenían impresos la figura azulada de San Jorge, con la consigna Adsit Anglis Sanctus Geogius: que San Jorge ayude a los ingleses. Este soldado sabía latín y otras cosas inútiles y, en ese momento, mientras disparaba a un hombre en medio de la masa que avanzaba a 300 yardas de distancia, vociferó aquella sagrada frase vegetariana. Y siguió disparando hasta el fin, y al final Bill, a su derecha, tuvo que abofetearlo para obligarlo a detenerse, diciéndole que si seguía así, malgastaría las municiones de Su Majestad, y que no podía desperdiciarlas en perforar alemanes muertos.

También, intenta dar verosimilitud mediante frases que muestran lo terrible y sombrío de la época. Por ejemplo: "el más terrible día de aquella terrible época" o "la ruina y el desastre llegaron tan cerca que su sombra cayó sobre Londres". Además, busca enaltecer a los ingleses con frases como: "los buenos ingleses". 

Para el final del relato, Arthur Machen rivaliza a los ingleses y a los alemanes. Los alemanes, regidos por lo científico no encuentran explicación y creen que los "despreciables ingleses" (acá se nota cómo intenta dar una imagen de los enemigos, los alemanes) los envenenaron. Mientras tanto, los ingleses saben, creyendo en el mito de los Ángeles de Mons, quienes realmente salvaron a los hombres en el campo de batalla.

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